Nº 82 - Ano VII - Outubro de 2002


by Julio Lewitt - poeta e pintor

 

Dos por cuatro...

¿Quién te dijo que dos por cuatro son ocho?

No pibe...

Dos por cuatro son ella y vos.

La mano izquierda en su cintura

Recibe...

Y la derecha con su zurda...

Que esquive!

Y dos pares de zapatos que se cruzan,

Se entrecruzan, flirtean y chamuyan;

Dos por cuatro son ella y vos.

Pies que giran...

Y una vez que lo aprendiste

Cambia tu vida y tu sentir

Crecés por dentro y revivís...

Dos por cuatro...

No es un número muchacho

Es la pareja, el vis a vis...

Son vos y ella...

¡Que me decís!

 

 Julio Lewitt, poeta e pintor

 

Cantemos...

(Vals - 1941)

Letra:  Sebastián Piana                                                     Música:   Cátulo Castillo 

  ¡Barrio de Belgrano! ¡Caserón de tejas!

¿Te acordás, hermana, de las tibias noches sobre la vereda?

¿Cuando un tren cercano nos dejaba viejas,

raras añoranzas bajo la templanza suave del rosal?

¡Todo fue tan simple! ¡Claro como el cielo!

¡Bueno como el cuento que en las dulces siestas nos contó el abuelo!

Cuando en el pianito de la sala oscura

sangraba la pura ternura de un vals.

¡Revivió! ¡Revivió!

En las voces dormidas del piano,

y al conjuro sutil de tu mano

el faldón del abuelo vendrá...

¡Llamalo! ¡Llamalo!

Viviremos el cuento lejano

que en aquel caserón de Belgrano

venciendo al arcano nos llama mamá...

¡Barrio de Belgrano! ¡Caserón de tejas!
¿Dónde está el aljibe, dónde están tus patios, dónde están tus rejas?
Volverás al piano, mi hermanita vieja,
y en las melodías vivirán los días claros del hogar.

Tu sonrisa, hermana, cobijó mi duelo,

y como en el cuento que en las dulces siestas nos contó el abuelo,

tornará el pianito de la sala oscura

a sangrar la pura ternura del vals...  

Las filles au piano - Renoir

 

 

 

Assim se tece a história

Ovidio Cátulo González Castillo (poeta, 1906-1975).  Em sua juventude, Cátulo criou páginas de grande beleza, várias delas com letra de seu pai, José González Castillo, talentoso comediógrafo e dramaturgo de idéias anarquistas.  Tangos, como o imortal Organito de la tarde (que escreveu com 17 anos), El aguacero, Papel picado, ¡El circo de va! e Silbando (em colaboração com Sebastián Piana) mostram o único caso de semelhante comunhão criadora entre pai e filho na história do gênero.  Também com outros letristas escreveu belas páginas, como La violeta, com o poeta Nicolás Olivari, Corazón de papel, com Alberto Franco, ou Viejo ciego, com Homero Manzi (em colaboração com Piana), entre outras.  Um dado assombroso é que Cátulo tenha conseguido ser, ao mesmo tempo, inspirado músico e poeta, e um boxeador de renome, que chegou a conquistar o título de campeão argentino de peso pluma.

O compromisso político com os explorados inspirou uma de suas primeiras obras, Caminito del taller.  Em Tinta Roja, de 1941, fundem-se a saudade do bairro e sua própria infância.  Desse mesmo ano é Caserón de tejas, belo vals que chora as mesmas perdas. De outro estilo é María, sobre o amor nostálgico, reprentando a corrente sentimental dos anos 40. Mesmo escrevendo na linha evocativa, tangos como Patio mío, Patio de la morocha ou El ultimo farol não foram o melhor de sua nova produção.  Perto dos cinqüenta anos, foi com tangos desesperados, impregnados de sensualidade e de filosofia que chega ao apogeu criativo, erguendo-se acima de seus contemporâneos.  La última curda, de 1956, com letra de Anibal Troilo foi, provavelmente, o tango cantado mais transcendente dessa década. Outros tangos fundamentais daquela época foram Una canción, Anoche e Perdóname.  O drama dos imigrantes italiados ficou gravado em Domani e La cantina.  Nos anos 60 forjou os sucessos Desencuentro e El último café.

E não se esgota aí a obra criativa de Cátulo Castillo.  Ainda há Se muere de amor (com Pedro Maffia), Color de barro (Anselmo Aieta), Te llama mi violín (Elvino Vardaro), Una vez (Osvaldo Pugliese), Para qué te quiero tanto (Juan Larenza), Rincones de París (Osmar Maderna), Ventanal (Atilio Stampone) e Sin ella (Charlo).  A ampla e destacada lista de compositores com os quais colaborou confirma o compromisso de Cátulo com o melhor do tango.

Fonte:  Todo Tango – Trad. RM